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Los dones y los pesos del arquetipo del Creador

Imaginación, innovación, visión, artista, diseñador, pasión, fuego, fuerza, determinación, artesano. La fuerza creadora, del caos forma algo que no existía.


Es el Miguel Angel que en un trozo de mármol veía inmersa una figura y con cuidado quitaba todo lo que sobraba para evidenciar la belleza que sólo él podía ver. Es el Steve Jobs que imaginaba el poder de la informática para potenciar la creatividad humana y la revolución que ayudó a impulsar. Es el emprendedor que lucha por un sueño vívido que comparte con muchos y construye día a día. Es el Martin Luther King Jr que propone al mundo un sueño donde todos tengan las mismas oportunidades y derechos y da su vida por ello.


Es un arquetipo lleno de fuerza por un fuego interno que arde dentro de sí. Ve el mundo con una óptica propia y desde ella visualiza cómo mejorarlo y dar forma a su visión en objetos, ideas, organizaciones y cultura. Los creadores son carismáticos, la gente se siente atraída por su originalidad, por su osadía y por la pasión que emana. Sorprenden e inspiran a pensar diferente, a ver el mundo desde una perspectiva fresca y a creer que sí es posible un mundo mejor.


Poco se habla del peso que lleva encima un creador. La sombra que acompaña tanta luz y potencia. Los creadores suelen sentirse aislados del mundo, les cuesta compartir con aquellos que se amoldan al estatus quo y que pasan de los ideales y de los conceptos abstractos.


Este sentido de enajenación puede volverles intolerantes y dictatoriales. Conocemos muchos ejemplos de creadores explosivos y arbitrarios que a rajatabla forjan su visión. Para otros creadores, con menos energía yan, la enajenación los puede agotar y hacerlos refugiarse en su mundo privado y evadir concretar su visión en algo que puede compartir con el mundo. A estos no los llegamos a conocer porque su don quedó sin concretarse. Van Gogh es un excelente ejemplo a quien conocimos porque otro compartió con el mundo su obra y genialidad luego de su muerte.


Un creador regido por su luz, ve oportunidad donde otros ven carencia. Ven camino donde otros ven obstáculos. Están tan convencidos de su visión que la comparten con todos sin preocuparse por ser juzgados, tildados de locos o insensatos. Concretan, invierten, arriesgan y resuelven los problemas que surgen en el camino hasta lograr su objetivo. Su energía es abierta, alegre, positiva y dominante.


Un creador regido por su sombra, se cansa de arar en el desierto, le atormentan las críticas y pierde la confianza ante los fracasos pues el día a día nunca tiene la perfección que le inspiran sus ideales. Se enfrasca en el pesimismo, el sentido de escasez y el cinismo. Se esconde en vicios y en conductas autodestructivas, tan propias del personaje del artista frustrado, pobre y alcohólico.


Una mirada alterna a esta dualidad del arquetipo del creador, viene cuando se le ve desde la perspectiva de una energía femenina de la fertilidad, más yin que yan. Una fuerza creadora como la que emana de la madre tierra, de la unión del cielo y la tierra, de la armonía con los ciclos de la naturaleza, de la gestación que se da naturalmente porque la fuerza de la vida la impulsa y la sabiduría interior sabe llevarlo a término. Una energía potente y mágica que nos ha creado a todos los seres del planeta.


Conectar con la energía femenina de la fertilidad natural, puede ser la vacuna contra el sentido de enajenación del arquetipo del creador. No es un individuo aislado luchando contra el mundo, la fertilidad femenina le conecta con el todo. Allí encuentra la conexión que tanto anhela y la fuente de una fuerza imparable que viene no de la voluntad férrea sino de la vida misma.



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